Según la versión oficial de la ‘Operación Causa Justa’, tal como la bautizó el Pentágono, más de 26,000 soldados estadounidenses, con el apoyo de helicópteros, aviones de combate, tanques e incluso cazas furtivos, atacaron con un poderío abrumador poco antes de la medianoche.
En cuestión de horas, la dictadura militar del general Manuel Noriega fue derrocada y se estableció un gobierno democrático.
Aproximadamente 400 panameños y 23 soldados estadounidenses murieron en la invasión. Pero muchas más familias panameñas estarían de luto actualmente si no fuera por la valentía y el ingenio del teniente general Marc Cisneros y del capitán Amadis Jiménez.
Cisneros, quien ahora tiene 80 años, tuvo una distinguida carrera militar de 35 años y era el oficial militar hispano de más alto rango cuando se retiró en 1996.
Luchó en la ‘Ofensiva del Tet’ en Vietnam a finales de la década de 1960. Pero es su papel en la invasión a Panamá en 1989 — y lo que hizo con Jiménez — por lo que quizás será más recordado.
Jiménez, veinte años menor que él, acaba de cumplir 61 y todavía vive en Panamá. Casi 30 años después los dos siguen siendo grandes amigos. Le contaron su historia a Univision cuando se reunieron recientemente en Texas, donde Cisneros vive ahora.
Su unidad de infantería naval fue una de las pocas que opuso una seria resistencia, según informes oficiales del Pentágono.
A diferencia de la mayoría de sus compañeros soldados de las Fuerzas de Defensa de Panamá, Jiménez estaba casado con la hija de un influyente empresario, Jackie Vallarino. Su boda, cuatro años antes, incluso atrajo la atención de su jefe, el general Manuel Noriega, el temperamental caudillo panameño, un exinformante de la CIA que se había vuelto contra Estados Unidos y fue acusado de narcotráfico.
«La familia Vallarino representaba cómo escalar una posición social, y por medio de un oficial, [Noriega] me mandaba a decir que él pagaba la fiesta», dijo Jiménez. Noriega sugirió que la pareja celebrara el evento en el elegante Club Unión de Panamá. «Dijo que hiciéramos una fiesta en el Club Unión de Panamá y que invitara a todos los oficiales que yo quisiera de las Fuerzas de Defensa», añadió Jiménez.
La pareja rechazó la idea y optó por una pequeña celebración familiar. De todas maneras, como Noriega tenía el control en el país envió a la fiesta, sin que se hubiesen invitado, a varios oficiales para que participaran en la celebración.
Jiménez temía que nunca lo ascenderían a capitán porque la familia de su esposa era considerada parte de la élite económica que se oponía a la dictadura de Noriega. Pero gracias a las recomendaciones de otros oficiales de alto rango, el ascenso se lo confirieron finalmente el 13 de diciembre y seis días después obtuvo el grado en la base naval de Coco Solo, ubicada estratégicamente a la entrada del Canal de Panamá en la costa atlántica del país.